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Turismo al centro del crecimiento económico en la Patagonia chilena

24 de septiembre de 2024

Por César Guala Catalán y Annelore Hoffens Wenzel

Luego de su lanzamiento en el Jardín Botánico de Viña del Mar, hace casi dos meses, la Estrategia Nacional de Turismo Sostenible 2035 ha sido presentada en distintas regiones y ante distintos actores del país, difundiendo su principal objetivo: consolidar el turismo como una actividad estratégica y esencial para el desarrollo sostenible de las regiones de Chile. Su visión es que, al 2035, Chile sea reconocido por el desarrollo de un turismo sostenible que contribuye al bienestar de las regiones, sus personas y comunidades, a la conservación del medio ambiente y al crecimiento económico: una triada de beneficios que deben venir de la mano, y que se potencian aún más frente a la presencia de áreas protegidas.

Y es que la relación recíproca entre el turismo y las áreas protegidas, la conservación de sus ecosistemas y el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales que les son cercanas, ha sido ampliamente estudiado desde la ciencia aplicada, generándose información útil y relevante de ser incorporada en la toma de decisiones y elaboración de políticas públicas como las que debieran surgir a partir de esta Estrategia Nacional. De hecho, una de las líneas de acción que surge de ella dice relación con el turismo, la biodiversidad y las áreas protegidas, señalándose como objetivo el fortalecimiento de la relación del turismo con las áreas protegidas, en coordinación con diversos agentes públicos y privados. “Diversos informes y artículos han identificado al turismo como una actividad con gran potencial para apoyar la conservación y regeneración de la biodiversidad, aportando recursos económicos, involucrando a las comunidades locales y ayudando a masificar una conciencia ambiental entre la población”, señala el documento de la Estrategia. Para ello, sin embargo, el mismo documento habla de informes que relevan “la necesidad de fortalecer la gestión y el financiamiento de las áreas protegidas como habilitante para el desarrollo del turismo responsable”.

Un estudio que apunta a lo anterior es aquel publicado por el Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, que estima que una inversión pública de US$8,1 millones anuales en siete parques nacionales de la Región de Aysén, generaría US$11,1 millones y 512 nuevos empleos al año en esa región. Es a propósito de datos como estos, de hecho, que muchos países ya optaron por desarrollar un modelo económico basado en áreas protegidas: Costa Rica, Nueva Zelandia, Colombia o Estados Unidos, son ejemplo de ello. Para dar algunos números, el Servicio de Parques Nacionales de EE.UU. reporta que el año 2022 generó un total de 42,5 billones de USD y un total de 322.600 empleos, siendo locales la mayoría de ellos. Es así como se estima que, por cada 1 USD invertido en parques nacionales, se genera un retorno económico de 10 dólares a la economía nacional de EE.UU. Valores similares han sido estimados para el caso de Brasil, donde 1 dólar invertido por el Estado tendría un beneficio económico de 7 USD en la economía nacional. 

Estas cifras son especialmente relevantes si se considera que el 37% de la superficie nacional y el 47,7 % de la Patagonia chilena está bajo el resguardo de algún área protegida que, por lo general, está emplazada en zonas con un bajo nivel de desarrollo local. Es decir, estamos frente a una oportunidad sinigual de potenciar el crecimiento económico de la Patagonia chilena convirtiendo a sus áreas protegidas en polos de desarrollo y conservación, para lo cual se requiere visión -como la que ofrece la Estrategia Nacional de Turismo Sostenible- y políticas públicas nacionales y regionales que la acompañen.

Afortunadamente han comenzado a asomar iniciativas regionales que responden a lo anterior.  Muchas comunas de la Patagonia chilena son parte de la llamada Estrategia de Comunidades Portal de las Áreas Protegidas de la Patagonia chilena; una iniciativa que promueve y apoya el desarrollo local en torno al turismo en áreas protegidas, para contribuir a generar una relación beneficiosa entre la conservación de la naturaleza y el bienestar social. En el marco del desarrollo de esta Estrategia hemos apoyado la elaboración de Planes de Desarrollo Turístico, o PLADETUR, en varias comunas de las tres regiones de la Patagonia que han apostado por situar al turismo en áreas protegidas al centro de su modelo de desarrollo. Es el caso de las comunas de Palena, Guaitecas y Cabo de Hornos, cuyos PLADETUR fueron aprobados recientemente junto a la hoja de ruta para hacer real el deseo y desafío de fortalecer el turismo sostenible basado en los atributos naturales y culturales de estas zonas. Es una apuesta conjunta de la administración local, empresarios locales y la comunidad, para poner en valor su patrimonio natural ligado a las áreas protegidas y su identidad local única, y generar turismo sostenible en torno a ello.

Todo lo anterior, en plena sintonía con otro de los objetivos contenidos en la Estrategia Nacional de Turismo Sostenible de “velar porque el turismo contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas residentes, procurando que éstos perciban los beneficios generados por un turismo sostenible y minimizando los efectos no deseados”.

Felicitamos a la Subsecretaría de Turismo y al Servicio Nacional de Turismo por la presentación de esta Estrategia Nacional que reconoce el valor de Chile y sus regiones, su naturaleza y la relevancia de las áreas protegidas para el bienestar local y el desarrollo de un turismo sostenible. 

Desde este Programa seguiremos trabajando junto a la Estrategia de Comunidades Portal de las Áreas Protegidas de la Patagonia chilena, promoviendo la colaboración multisectorial y la investigación aplicada para contribuir a la materialización de la triada “bienestar de las personas y comunidades, conservación del medio ambiente y crecimiento económico” que el turismo de naturaleza debería propiciar. Nos sumamos al desafío de aportar a la construcción de un modelo de desarrollo más próspero, inclusivo y orgulloso de su patrimonio, su capital natural y cultural.

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