Por Ángel Beroiza, encargado de Turismo y Comunidades Portal, y Jorge Silva, encargado de Planificación Territorial
De acuerdo con la Subsecretaría de Turismo, cerca del 80% de los turistas que visitan Chile lo hacen atraídos por el disfrute y conocimiento de la naturaleza, motivación que se refuerza con la existencia de áreas protegidas como los monumentos naturales, los parques o reservas nacionales, entre otras. Es así que las áreas protegidas se convierten en núcleos que contribuyen a dinamizar las economías de las comunidades aledañas, a través de la demanda de servicios y actividades turísticas que apuntan a la vivencia de experiencias genuinas vinculadas a la naturaleza y a los modos de vida de dichas comunidades. Lo anterior se condice estrechamente con lo que busca la nueva Estrategia Nacional de Turismo Sostenible 2035, al impulsar líneas de acción como “Adoptar un enfoque integrado política-industria-comunidad, fomentar un crecimiento verde, sostenible y reconsiderar las percepciones de éxito del turismo”.
En la actualidad, el 23% del territorio y el 42% del maritorio nacional están resguardados como área protegida, lo cual, en consecuencia, representa una gran oportunidad de desarrollo relacionado con los valores naturales y culturales de las distintas regiones del país. Es importante hacer notar que esta oportunidad crece significativamente si consideramos las diversas iniciativas para la creación de nuevas figuras de protección surgidas desde las propias comunidades, para resguardar los ecosistemas y los usos tradicionales que realizan en sus territorios. Son figuras que, por cierto, también potencian el turismo de naturaleza, el desarrollo socioeconómico local y bienestar las comunidades.
Una de ellas son las Áreas de Conservación de Múltiples Usos (ACMU) surgidas recientemente a partir de la aprobación de Ley 21 600 que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. El objetivo de las ACMU es conciliar la protección de los ecosistemas y biodiversidad de un área, con usos productivos sustentables, como puede ser el turismo de naturaleza, contribuyendo así a un desarrollo local basado en el patrimonio natural y cultural. Así lo entiende la comunidad local de Palena, que a través de la iniciativa ACMU Moro Alto Palena busca avanzar hacia el desarrollo turístico sustentable a nivel comunal.
Esta propuesta es el resultado de un trabajo participativo de dos años liderado por el Municipio de Palena, a través de la Mesa Público-Privada de Áreas Protegidas, con el fin de proteger el alto valor natural y cultural de un predio fiscal de 49.000 ha, ícono de la Patagonia chilena. El predio Moro Alto Palena está conformado, principalmente, por un macizo cordillerano emplazado en el centro de la comuna de Palena. Presenta majestuosas lagunas andinas, 1.232 ha de glaciares eternos, 20.912 ha de bosque nativo patagónico y explanadas donde tienen lugar las costumbres locales ancestrales arraigadas al modo de vida de la Patagonia y a la subsistencia de sus habitantes, como son las veranadas, invernadas y jineteadas. Son precisamente estos atributos los que la ACMU Moro Alto Palena -que abarcaría 44.191 ha del predio- busca proteger, pero también potenciar como base de una oferta de turismo sustentable; una oferta que responda a la creciente demanda de actividades turísticas como cabalgatas, trekking, andinismo o escalada, así como de servicios de alojamiento y alimentación.
Al respecto cabe mencionar que, actualmente, la comuna de Palena cuenta con solo 3 guías de turismo registrados, 13 guías de cabalgatas, 1 tour operador, 4 servicios de artesanía, 2 servicios de tinajas y 1 servicio registrado como agroturismo en Sernatur; 28 servicios de alojamiento y 6 establecimientos de alimentación.
La coexistencia armónica de la actividad turística, usos tradicionales y protección del paisaje, ecosistemas y biodiversidad de Moro Alto Palena, supone un desafío de gestión y ordenamiento que la comunidad, junto al municipio, está asumiendo desde hace años, para que -llegado el momento de su declaración- el ACMU Moro Alto Palena cuente con un plan de manejo desarrollado participativamente con la comunidad; un plan que integre sus intereses, expectativas y sueños respecto al área, y fortalezca el bienestar y desarrollo socioeconómico local.
Estamos, sin duda, frente a un esfuerzo colectivo altamente participativo que le hace honor al lema del Día Mundial de Turismo 2024 “Turismo y Paz”, toda vez que este releva la importancia del turismo como una actividad que une a las personas en base a la construcción de confianzas y al cultivo de la tolerancia como condición –sine qua non- para propiciar el intercambio cultural y social que caracterizan a la actividad turística.