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Habitantes de la Patagonia cordillerana participan en intercambio de experiencias en valle Cochamó

9 de diciembre de 2024

Comunidades de Río Ibáñez, Alto Palena y Cochamó

Tres días duró la jornada de intercambio de experiencias entre habitantes de Alto Palena, Cochamó y Río Ibáñez en el sector La Junta, al interior del valle Cochamó, en plena precordillera de la Región de Los Lagos. El objetivo fue compartir historias, vivencias y aprendizajes en torno a una causa común que trasciende las fronteras de las provincias y regiones: la puesta en valor y protección de la identidad campesina patagona asociada a las montañas, y del maravilloso entorno natural donde se desarrolla.

Son tres comunidades distantes geográficamente entre sí, pero cercanas en cuanto a sus tradiciones, actividades y preocupaciones actuales. Cada una ha desarrollado su estrategia y propuesta para conservar parte de su territorio y, con ello, resguardar las zonas de montaña y valles de gran valor natural y cultural, promoviendo -a la vez- el desarrollo planificado de actividades sustentables como el turismo de naturaleza. En el caso de Palena, Región de Los Lagos, y de Río Ibáñez, Región de Aysén, hablamos de la propuesta de crear las Áreas de Conservación de Múltiples Usos -o ACMU- Moro Alto Palena y Torres del Avellano, respectivamente, mientras que en Cochamó se trata del ya creado Santuario de la Naturaleza Valle Cochamó y de los esfuerzos actuales por conservar la Hacienda Puchegüín.

“Esta experiencia de intercambio fue especialmente enriquecedora porque no solo me permitió adquirir conocimientos sobre turismo sustentable, sino también compartir con personas locales de Cochamó y Palena, lo que fortaleció el aprendizaje comunitario. Además, considero que estas lecciones son fundamentales para anticiparnos al desafío del sobre turismo en la futura Área de Conservación (ACMU) Torres del Avellano. Me encantaría replicar el modelo del valle Cochamó en El Avellano”, señaló Andrés Agüero, empresario local de turismo en Torres del Avellano, comuna de Río Ibáñez, refiriéndose a la experiencia de las comunidades del valle Cochamó que ya llevan un tiempo implementado un modelo de desarrollo local basado en el turismo de naturaleza.

Natalia Ibáñez, socia del Club Alto Andino de Palena y encargada de Turismo de la Municipalidad de esa comuna, complementa lo anterior señalando que “Volví de esta experiencia con el corazón lleno de esperanza, porque aprendimos que cuando se trabaja en colaboración y comunidad, se pueden lograr grandes cosas. El caso del valle Cochamó nos muestra cómo puede ser la transformación de un territorio que ve en la preservación y conservación de su entorno natural e identidad, una oportunidad de desarrollo económico”, dijo por su parte “Trabajar en una zona de conservación de múltiples usos que nos permita promover el desarrollo turístico de Alto Palena en base a los valores culturales e identidad de su comunidad, es un sueño”, agregó.

Tanto Torres del Avellano, Alto Palena y valle Cochamó, son áreas con un profundo significado cultural: son escenario de las tradiciones campesinas y ganaderas que han forjado la identidad patagona asociada al gaucho, al mate, al arriero, a los pilcheros, a las veranadas y al asado de cordero, entre tantos otros íconos culturales. Comparten, además, el interés creciente de turistas de todas partes del mudo que cada año llegan a disfrutar la belleza de estos lugares, y los desafíos de gestión que eso conlleva, sobre al tratarse de zonas de difícil acceso.

“Fue una excelente actividad en la que pudimos aprender sobre temas concretos y útiles para el desarrollo del turismo en la ACMU Torres del Avellano, como el funcionamiento de los baños secos, compost y huerto, control de ingreso de turistas y, en general, la entrega de servicios en lugares aislados y de difícil acceso”, dijo al respecto Edith Alarcón, presidenta de la Corporación Torres del Avellano.

En la misma línea, Pablo Vargas, presidente de la Junta de Vecinos de El Tigre, ganadero y guía turístico en la zona, valoró el intercambio señalando que “Conocimos un modelo colaborativo de trabajo que se podría replicar en la ACMU Moro Alto Palena; un modelo en el que gente local presta diversos servicios asociados al turismo, como reconocimientos de senderos, trecking guiados, cabalgatas, alojamiento, alimentación, etc., todo lo cual ayudaría a la economía local”.

Las iniciativas de conservación
Tanto las propuestas de creación del ACMU Torres del Avellano como del ACMU Moro Alto Palena fueron presentadas al Gobierno para su evaluación en abril y noviembre de este año, respectivamente. Bajo esta figura las comunidades y municipios locales buscan compatibilizar los usos productivos tradicionales y actuales (como la ganadería y el turismo), con la conservación de la identidad local y de los ecosistemas de estos lugares.

En caso de Torres del Avellano se trata de un área de 103.000 hectáreas ubicada en la zona cordillerana de la comuna de Río Ibáñez, Región de Aysén, con una importante biodiversidad y presencia de especies en categorías de peligro o amenazadas, incluyendo huemules, pudúes, pumas, entre otros mamíferos, y numerosas aves y anfibios que dependen de este ecosistema para sobrevivir. El área Moro Alto Palena, en tanto, se ubica al norte de la Reserva Nacional Lago Palena, Región de Los Lagos, entre glaciares, ríos y montañas que forman paisajes sinigual. Son 44.191 hectáreas en las que destaca la presencia de especies emblemáticas como el cóndor y sus sitios de nidificación, ecosistemas como los bosques de lenga y microcuencas de bosques intactos, además de nieves y glaciares, entre otros elementos naturales.

“Fue bueno compartir nuestra experiencia en el desarrollo del turismo, con las visitas de Palena y Río Ibáñez, porque hay hartos aprendizajes que les pueden servir. Por ejemplo, la recomendación de tener control del flujo de gente, que no lleguen y abran las puertas de una, porque se les juntará tanta gente que depsues estarán con problemas de basura. Desde un principio hay que tratar de controlar eso”, dijo Gabriel González, arriero de Cochamó.

A esta recomendación Alejandra Baranda, vecina de Torrentoso, sector de Paso de León, agrega que “A los turistas les gusta mucho encontrarse con arrieros durante sus excursiones o quedarse en camping en los que vive gente todo el año con sus animales y huertos. Al turista le atrae participar en las actividades que para nosotros son cotidianas, les gusta ser parte de nuestro genuino vivir. Hay que mantener eso, porque -además- si nuestra forma de vida genera trabajo, los jóvenes querrán volver a recuperar sus tradiciones y formas de vida que aman”.

La comunidad local de Cochamó, sumadas a organizaciones de la sociedad civil e instituciones públicas, lograron la creación del Santuario de la Naturaleza Valle Cochamó e principios de este año. Es un área de 11.432,8 hectáreas que protege 6.500 hectáreas de bosque maduro y 1.800 hectáreas de alerces milenarios, ríos y humedales ribereños que aportan nutrientes y vida al estuario de Reloncaví.

“La comunidad local de Cochamó no sólo ha buscado salvaguardar el entorno natural, sino también rescatar y poner en valor sus tradiciones culturales a través de un trabajo conjunto con los arrieros que realizan cabalgatas y pilcherean carga a quienes visitan este maravilloso lugar. Es un modelo de gestión que podemos tomar cómo referente para que nuestra comunidad se empodere del cuidado y desarrollo del territorio”, finalizó Catalina Tapia, encargada de Medio Ambiente de la Municipalidad de Palena, quien también participó del intercambio.

La jornada de intercambio en Valle Cochamó se hizo con el apoyo de la ONG Puelo Patagonia, la ONG Pew, el Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile y la Organización Valle Cochamó.

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