Por Juan Catín, presidente de la Comunidad Indígena de Buill, Región de Los Lagos
El 5, 6 y 7 de julio, en la segunda edición de la Cumbre sobre la Pesca a Pequeña Escala, se reunieron en Roma representantes de organizaciones y movimientos de pesca artesanal, junto con organismos intergubernamentales, ONGs y gobiernos de todo el mundo para conmemorar los 10 años del establecimiento de las Directrices Voluntarias para la Sostenibilidad de la Pesca en Pequeña Escala (PEE).
Los participantes reafirmaron su compromiso de seguir trabajando colectivamente para implementar plenamente estas Directrices, abordar los desafíos emergentes y garantizar un futuro sostenible para la pesca a pequeña escala. Sin embargo, aun con estos compromisos, persiste un desafío significativo para avanzar en esta implementación plena: reconocer y valorar la diversidad, así como fortalecer la solidaridad y la unidad del movimiento de pesca artesanal.
Tuve el privilegio de asistir al evento como uno de los representantes de comunidades indígenas pescadoras del sur de Chile, y usar este espacio para enfatizar en el papel crucial de las comunidades indígenas en la pesca sostenible, destacando el profundo vínculo entre la tierra y el mar, así como el invaluable conocimiento que tenemos sobre los ecosistemas marinos. Afortunadamente los pueblos originarios de Chile, a través de la Ley Lafkenche y la creación de los Espacios Costero-Marino de Pueblos Originarios, han conseguido un avance significativo en el reconocimiento de los derechos de tenencia de los pueblos indígenas y su relación con el mar, estableciendo un modelo único para la implementación de las Directrices de PPE a nivel mundial, que podría servir como inspiración para otras regiones del mundo.
Sin embargo, a pesar de los avances, hay importantes retos en la implementación de esta ley y en la participación real y efectiva de los pueblos indígenas y minorías étnicas en las discusiones sobre la pesca artesanal. Si bien las Directrices de PPE reconocen su importancia, la realidad es que aún queda mucho por hacer para garantizar su participación efectiva. Un punto de partida es reconocer, verdaderamente, que los pueblos originarios son actores relevantes en las discusiones de la pesca. Hemos reiterado el lema “no se habla de nosotros sin nosotros”, que implica que los pueblos indígenas cuenten con participación y representación auténtica en espacios de encuentro y discusión, nacionales e internacionales como este. Queremos ser invitados a la mesa de discusión y participar en la creación de oportunidades sostenibles para la pesca artesanal.
Asimismo, es importante reconocer las cosmovisiones únicas de los pueblos originarios, porque incluirnos en las discusiones de la pesca implica abrir espacios para comprender el ‘maritorio’ como un concepto que integra lo cultural, espiritual, económico y social, desafiando las visiones reduccionistas del mar como recurso.
En una de las plenarias del evento se reiteró que necesitamos “armas de colaboración masiva”, ya que, lo que se pretende, es que las comunidades de pesca a pequeña escala unan fuerzas y reconstruyan puentes de diálogo para consolidar lo alcanzado, proteger los derechos conquistados y seguir avanzando. La colaboración es indispensable para salvaguardar los ecosistemas y garantizar la subsistencia de quienes viven del mar, frente a las amenazas de la industria y la creciente presión sobre sus derechos. Por eso buscamos generar puentes entre organizaciones de base, ya sean de la pesca artesanal o de las comunidades indígenas.
La pesca a pequeña escala debe volver a ser parte de la agenda del Comité de Pesca (COFI) de la FAO, y tener una debida participación, representación y discusión. Esto es fundamental dada su relevancia para la seguridad alimentaria, erradicación de la pobreza y cuidado de los ecosistemas.
Esperamos que este décimo aniversario de las Directrices de PPE y la Segunda Cumbre de PPE haya permitido reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos pendientes. Necesitamos avanzar con determinación hacia una inclusión efectiva de los pueblos indígenas y minorías étnicas, fortalecer la gobernanza responsable y construir sociedades más equitativas y justas. No vemos otra forma de hacer las cosas bien.
